Un seguro es un mecanismo de protección que surgió hace muchísimos años, este se ha ido desarrollando a lo largo de la historia para sentirse seguros antes posibles imprevistos.
Por lo tanto, dejamos a continuación cuáles son los fundamentos que le dan forma a los seguros.
PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD HUMANA
Los seguros se basan en repartir el daño entre un número elevado de personas amenazadas por el mismo peligro y que responden ante esto de modo solidario.
Por lo tanto, el pago de una prima de seguro debe garantizar la protección de bienes y personas antes posibles daños, por ejemplo, un accidente de tráfico o por una circunstancia, como la jubilación.
La empresa aseguradora recibe primas de personas que se aseguran ante la misma situación, por lo que cuando este tipo de situaciones o problemas se dan, todas las personas que han pagado la prima contribuyen a solucionar el problema del afectado.
Así, la eficacia social del seguro reside en la recaudación de primas y las indemnizaciones
PRINCIPIO DE INDEMNIZACIÓN
El pago de la prima a la aseguradora debe garantizar el recibir una compensación en el momento en el que se produzca el hecho por el que se asegura, por lo que consideramos el seguro como una actividad indemnizadora.
La finalidad de la indemnización es devolver al asegurado su situación inicial antes del problema. Por lo tanto, el seguro no se materializa, pero la garantía de indemnización siempre ha estado ahí, ya que recibirá tu compensación en el momento que se del problema.
ACTIVIDAD DE SERVICIOS
Cuando una persona paga una prima por un seguro no recibe nada material a cambio, en cambio, recibe un compromiso de servicio en un futuro cuando se produzca el problema o situación ante el que se está asegurando. Por lo tanto, la actividad aseguradora es fundamentalmente una actividad de servicios.
ACTIVIDAD ECONÓMICA Y FINANCIERA
La actividad aseguradora es económica y financiera por varias razones.
Para empezar, la aseguradora percibe unas primas y a cambio da indemnizaciones en masa económica.
Por otro lado, redistribuye el capital, es decir, utiliza recursos económicos generados por los asegurados.
Por último, invierte sus fondos (bajo un control legal, por supuesto) para obtener más beneficios y así mejorar las prestaciones a los asegurados y poder tener una mayor solidez como empresa.
Es importante destacar que la entidad aseguradora no puede realizar inversiones de cualquier forma, sino que debe cumplir una serie de requisitos legales para garantizar sus compromisos.
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